Zohan Mamdani, socialista, musulmán e inmigrante de 34 años, ganó la alcaldía de Nueva York con una campaña de barrio en barrio que desbordó al aparato político y financiero de su contrincante Andrew Cuomo. Propone congelar alquileres, ampliar servicios públicos y enfrentar el alto costo de vida. Su triunfo desafió al presidente Trump, incomodó a demócratas moderados y agitó a los grandes medios.
Por: David González M.
En Nueva York, la ciudad donde el magnate y hoy presidente Donald Trump, hijo de migrantes y líder del ala más dura y conservadora del Partido Republicano, construyó su fortuna y capital político, ganó las elecciones a la alcaldía un socialista musulmán e inmigrante de 34 años: Zohan Mamdani. El resultado marcó un hecho político significativo por el desafío queque representa para un mundo —y especialmente para América Latina— un Gobierno estadounidense dispuesto a bombardeos selectivos contra adversarios ideológicos sin respeto por el derecho internacional.
Desde el comienzo del segundo mandato de Trump, a comienzos de este año, la política de Estados Unidos se ha movido en torno a lo que haga o no haga el mandatario republicano. Sus medidas de deportaciones masivas de migrantes han sido la punta de lanza de una ofensiva que sectores demócratas califican como una ruptura con valores fundacionales del país. A esto se suman acciones vistas con preocupación por la oposición —como el debilitamiento de instituciones democráticas, aranceles de «zanahoria y garrote» para países de todo el mundo y un retorno a posturas nacionalistas y proteccionistas—.
En este clima, la victoria de Mamdani —con raíces en India, Uganda y Tanzania— fue bien recibida por la izquierda demócrata, que ve en el joven neoyorquino una figura ascendente en plena era Trump. En su discurso de victoria lanzó críticas directas al mandatario: “Escúcheme, Presidente Trump, para llegar a nosotros va a tener que enfrentarnos a todos nosotros”. Luego agregó: “Nueva York va a seguir siendo una ciudad de inmigrantes, dirigida por un inmigrante”.
“Y si hay alguna forma de asustar a un déspota, es desmantelando todas las condiciones que le permitieron acumular poder. Esto no es solo sobre cómo detenemos a Trump, es sobre cómo detenemos al próximo Trump”, enfatizó.
Más allá del mandatario, el triunfo de Mamdani también fue todo un golpe para el “establecimiento” económico que mueve los hilos en Nueva York. Su contendor fue Andrew Cuomo, exgobernador demócrata y favorito de Wall Street. Cuomo recibió un enorme respaldo financiero de millonarios y grandes corporaciones que buscaban detener la agenda socialista del candidato.
Entre los financiadores de la campaña de Cuomo estaba Michael Bloomberg, exalcalde de la ciudad, quien donó 1,5 millones de dólares a través del Super PAC Fix the City. Este comité —uno de los que pueden recaudar fondos privados y operar como lobbies permitidos en la política electoral estadounidense— reunió más de 32 millones de dólares de millonarios y corporaciones que se oponían a Mamdani. Al final, el joven demócrata ganó con más del 50 % de los votos y una ventaja de nueve puntos sobre Cuomo.
Quizás lo que más inquieta a los sectores radicalizados que respaldan a Trump no es que el nuevo alcalde de Nueva York se identifique como socialista demócrata, sino la manera en que logró derrotar a uno de los epicentros del poder económico del país. A diferencia de figuras de su partido, como el expresidente Barack Obama o el propio Andrew Cuomo, Mamdani construyó durante casi una década un trabajo político de base, con propuestas de redistribución y fortalecimiento de lo público.
¿Cómo logró Mamdani derrotar el establecimiento de Wall Street?
Zohan Kwame Mamdani nació el 18 de octubre de 1991 en Kampala, Uganda. Es hijo único de la cineasta Mira Nair y del académico en estudios poscoloniales Mahmood Mamdani, ambos parte de la diáspora india en el este de África. A los siete años, su familia se estableció en Nueva York. Estudió en la Escuela de Ciencias del Bronx y creció en un entorno acomodado; su madre ya era una directora reconocida, premiada con la Cámara de Oro en Cannes y el León de Oro en Venecia. En 2014 obtuvo una licenciatura en Estudios Africanos en Bowdoin College, mientras desarrollaba una carrera musical de hip hop bajo el seudónimo Mr. Cardamom.
Entre sus primeros pasos políticos estuvo su participación como activista en Students for Justice in Palestine durante la universidad. El giro decisivo llegó en 2017, cuando se unió a los Socialistas Democráticos de América (DSA), la mayor organización socialista del país, que cuenta con unos 78.000 miembros.
Trabajó en campañas de otros candidatos de la izquierda demócrata de Nueva York y, en 2020, fue electo como miembro de la Asamblea Estatal por el distrito 36. También participó en una huelga de hambre junto a conductores de taxi que exigían alivios a sus deudas. En 2024 lanzó su campaña a la alcaldía. Por eso, su triunfo no es visto como el éxito aislado de un individuo, sino como la culminación del trabajo sostenido de los militantes de la DSA en Nueva York, quienes construyeron poder de base desde barrios, sindicatos y organizaciones comunitarias. Esta fuerza tomó impulso tras la campaña presidencial de Bernie Sanders en 2016.
La organización busca reemplazar el capitalismo depredador de Wall Street por una economía democrática de propiedad pública y apuesta por transformaciones sistémicas a largo plazo, no por reformas de un solo periodo electoral. Para la DSA, el triunfo de Mamdani es un hito y un logro colectivo.
La red de la DSA en Nueva York cuenta con nueve legisladores estatales y dos concejales en la ciudad. Su estrategia se basa en la «acción directa en territorio»: miles de voluntarios no buscan solo votos, sino fortalecer tejido social y construir presencia comunitaria sostenida.
Siendo Nueva York una ciudad ampliamente demócrata, el principal desafío era vencer al establishment del propio partido, financiado y respaldado por el sector financiero más poderoso del país. Por eso, la campaña de Mamdani y de la DSA se centró en un eje común: la crisis del costo de vida que golpea a la clase trabajadora.
Tras décadas de políticas neoliberales, la principal ciudad estadounidense enfrenta altos costos en necesidades básicas como vivienda, transporte y alimentación. La desigualdad es profunda: mientras Manhattan concentra una de las mayores riquezas del mundo, muchos barrios periféricos apenas pueden pagar la renta. Alquilar un sótano puede costar cerca de 2.000 dólares mensuales, y miles de trabajadores deben viajar dos horas en tren para llegar a sus empleos.
Y no es el único costo. El valor del transporte público es elevado para cerca de cinco millones de personas que viajan cada día, el cuidado infantil es prohibitivo, y los alimentos —en una ciudad con multimillonarios y una concentración extrema de riqueza— resultan impagables para la mayoría de neoyorquinos.
Ante ese panorama, la principal promesa de campaña de Mamdani fue hacer la ciudad más asequible y enfrentar la crisis del costo de vida que afecta a la clase trabajadora. Lo haría a través de cuatro medidas de intervención estatal: congelamiento de alquileres, transporte público gratuito y mejorado, educación infantil gratuita desde la sexta semana hasta los cinco años y creación de supermercados estatales que compitan con el sector privado.
Su propuesta tuvo acogida, en parte, porque fue difundida por miles de voluntarios de la organización de base. La estrategia fue llegar directamente a las casas y tocar un millón de puertas, movilizando coaliciones diversas: dueños de tiendas yemeníes, abuelas mexicanas y conductores de taxi senegaleses. En su discurso triunfal dijo: «Más de 100 mil voluntarios hicieron que esta campaña fuera una fuerza imparable».
Y si bien no fue una campaña centrada en un solo individuo, la estrategia de comunicación fue decisiva. Parte de sus propuestas se tradujo en contenidos de redes sociales con un tono casi humorístico que conectó con nuevos votantes de la generación Z.
@zohran_k_mamdani On Friday night, we walked the length of Manhattan, from Inwood Hill to Battery Park. Because New Yorkers deserve a Mayor they can hear, see and even yell at if they need to. We out here.
♬ original sound - Zohran Mamdani
Tomado de la cuenta: Zohran Mamdani (@zohran_k_mamdani) | TikTok
Otra clave de su victoria fue la independencia derivada del financiamiento público de su campaña. Aunque enfrentó a millonarios que impulsaron Super PACs antimamdani, su equipo recaudó pequeñas donaciones por miles de aportantes y apenas llegó a los tres millones de dólares en total, montos canalizados a través de la organización New Yorkers for Lower Cost.
Por último, la coherencia ideológica de Mamdani y su carisma en medios no fueron un tema menor. Defendió sin ambigüedades los derechos de los palestinos ante la ofensiva en Gaza, una postura que pudo costarle apoyos en una ciudad con fuertes vínculos con Israel, pero que terminó convirtiéndose en un sello de autenticidad para jóvenes racializados y comunidades musulmanas de todos los barrios de Nueva York.
La reacción de Trump y el establecimiento
Esa independencia con la que podría gobernar —producto de la democratización del financiamiento de su campaña y de su propuesta de aumentar impuestos a las rentas altas y a las corporaciones— es la principal razón de inquietud para el establishment financiero de Nueva York. Se trata de un sector muy poderoso, no solo en la ciudad, sino en el entramado global, con influencia tanto en el Partido Republicano como en el Demócrata.
Mamdani propuso conseguir 9000 millones de dólares adicionales al año de las grandes empresas para financiar su programa de gobierno, una medida que generó rechazo inmediato en los grupos empresariales que históricamente han influido en la política local.
Las respuestas en contra llegaron de inmediato. Trump lo tildó de “comunista lunático al 100 %” y afirmó que Nueva York, su ciudad, podría convertirse en un “desastre económico y social”. Incluso amenazó con reducir la financiación federal para la ciudad, asegurando que solo entregaría lo “mínimo indispensable”.
Por sus posturas a favor de los derechos de los palestinos, Trump también lo calificó como “odiador de judíos”, mientras que el ministro israelí de la Diáspora, Amichai Chikli, fue más lejos y lo tildó de "partidario de Hamás" , un señalamiento que encendió aún más la tensión política en sectores conservadores.
Pero los cuestionamientos no provinieron solo de la derecha republicana. Cuomo, su rival en las elecciones, dijo que existía “una guerra civil dentro del partido” liderada por una “izquierda radical extrema” que desafiaba a los demócratas moderados como él. También aseguró que Mamdani era “anticorporaciones, antiempresas y antirriqueza”. La senadora demócrata Kirsten Gillibrand, en la misma línea, afirmó que no podía apoyarlo por sus “referencias a la yihad global”.
En línea con esos discursos, los principales medios corporativos de la ciudad también fijaron posición. Antes del día de las elecciones, el influyente New York Times publicó una editorial recomendando a sus lectores «no votar por Mamdani», cuestionando su falta de experiencia y afirmando que su agenda era «especialmente inadecuada para los desafíos de la ciudad». The Washington Post, propiedad del magnate Jeff Bezos, lo describió como un candidato “radical” y presentó su ascenso como una advertencia para los sectores demócratas proempresa.
Mientras tanto, medios conservadores como Fox News y el New York Post recurrieron a titulares con estética soviética —tipografías y símbolos asociados al comunismo— para alertar sobre la llegada de la “amenaza comunista” a Manhattan. La cobertura reforzó la narrativa de que su elección implicaría un giro peligroso para la ciudad.
La apuesta de estos sectores es al fracaso del gobierno de Mamdani y del proyecto político que representa. El neoyorquino ha buscado puentes con líderes progresistas latinoamericanos; en el pasado se reunió con el presidente Gustavo Petro tras la controvertida Asamblea General de la ONU, y señaló a la presidenta de México como “un ejemplo a seguir”.
El nuevo alcalde musulmán y socialista de Nueva York también abrió la puerta a un eventual diálogo con el mandatario estadounidense. Un día después de su victoria electoral, dijo en rueda de prensa: “Sigo interesado en conversar con el presidente Trump”.
Falta ver si contará con el apoyo político y social necesario para sacar adelante su programa en la ciudad más influyente del país o si su administración será bloqueada por los sectores que se le oponen, desde grandes corporaciones hasta figuras del sistema político que ven en su triunfo una amenaza a las formas tradicionales de gobierno.
