La ofensiva migratoria de Donald Trump ha convertido a los latinos en el principal blanco de detenciones, deportaciones y miedo. Juan Proaño, director de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC), advierte que las redadas del ICE y la militarización del país han generado un estado de temor permanente, pero también una ola de organización y resistencia en comunidades por todo Estados Unidos.
Por: David González M.
La situación para los migrantes en Estados Unidos es cada vez más crítica, especialmente la comunidad latina, mayoritaria dentro de los flujos migratorios, hoy vive días de miedo. La nueva y agresiva estrategia migratoria del gobierno de Donald Trump, que impulsa deportaciones masivas, no tiene precedentes en la historia de ese país.
Y si en el interior el clima es de miedo, en el exterior no es mejor: los bombardeos en el Caribe que han dejado más de 50 muertos, las constantes amenazas arancelarias a gobiernos que se oponen a Washington y la tensión de una posible incursión armada en Venezuela mantienen a la población latina en alerta.
Pero, tanto afuera como adentro, los latinos se organizan para resistir la avanzada del gobierno supremacista de Donald Trump. Los líderes de las principales organizaciones latinas se unieron para denunciar, unos días antes de la multitudinaria marcha de "No Kings", la violenta política del Gobierno Trump. RAYA habló con Juan Proaño, director de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC), la organización de derechos civiles hispana más grande y antigua de ese país.
¿Cómo observan desde dentro los bombardeos en el Caribe, que ya han dejado más de 50 muertos?
Nos preocupa mucho lo que está pasando porque el presidente, como en todas las cosas, está exigiendo demasiado de nuestra democracia. Al fin del día, esperamos muchas demandas e investigaciones, porque lo que está haciendo va contra la ley y contra todo lo que hemos visto durante más de cuarenta o cincuenta años trabajando con México y con los países de Centro y Sudamérica. Eso nos preocupa mucho.
¿Cómo se vive dentro de Estados Unidos esta ofensiva del gobierno contra la comunidad latina?
Lo que uno tiene que entender es que, para ser latino —ya sea peruano, mexicano, colombiano, de donde sea—, hoy en día en Estados Unidos es como si una persona lo estuviera atacando constantemente.
Lo que se ve en las calles, con ICE, las detenciones, las deportaciones; lo que se ve en las noticias y en las redes sociales… hay muchas cosas pasando en ciudades por todo el país: en California, en Chicago, en Nueva York. Esa es la preocupación.
Y también debo decir que hay poca atención sobre lo que está pasando en Centroamérica. Los noticieros no están muy enfocados en las lanchas y barcos que está atacando Estados Unidos. Eso me da mucha pena al fin del día, pero h
¿Por qué ese ensañamiento de Trump con los inmigrantes, en especial con los latinos?
Bueno, es contra todos los inmigrantes. Claro, la mayoría somos latinos, pero también afecta a haitianos, africanos, asiáticos. Hemos visto diferentes ataques, diferentes enfoques en distintos estados.
A él no le importa si alguien es latino o africano; está en contra de todos los inmigrantes. Pero el enfoque, y la mayoría de las víctimas, son latinos, porque somos muchos más en este país.
¿Cómo describiría el clima cotidiano para los latinos en Estados Unidos?
En cada ciudad es diferente. Yo viajo mucho por todo el país. Pero le cuento algo: mi mamá es colombiana, de Medellín, y un día estaba visitándola. En el elevador había un señor con su esposa; me saludaron en inglés. Los vi y noté que eran latinos, así que les hablé en español: “Buenos días, ¿cómo están?”. El hombre me respondió: “Bueno, hoy en día uno no sabe con quién está”.
Eso lo dice todo. Los latinos están tomando mucha precaución, se protegen ellos, sus familias, sus hijos. Y da mucha pena ver que no haya más latinos afuera, en las calles, protestando por lo que está haciendo esta administración. Se ven muchas personas que son anglo, que no son latinas, protestando contra el presidente. Pero quienes más sufren estas políticas son los latinos, y tienen miedo: miedo de la policía, del ejército, de estar afuera.
¿Qué políticas concretas del gobierno de Trump están afectando a los migrantes?
Hay diferentes agencias. Está ICE, que investiga a inmigrantes con antecedentes criminales, y está el Border Patrol, que controla la frontera. Pero lo que pasa es que ninguno de ellos logra los números que quiere el presidente: deportar más de tres mil personas al día. Apenas llegan a mil.
Ahora botaron a los doce directores de ICE y están reemplazándolos con agentes del DHS y del Border Patrol. Eso significa más detenciones, más deportaciones, más presencia en las calles.
Lo que me da miedo es que se vuelvan más agresivos, más fuertes en los operativos. Y que terminen persiguiendo a inmigrantes que no tienen ningún récord criminal, trabajadores honestos que están aquí cuidando a sus hijos o persiguiendo el “American dream”. Ese es el punto donde estamos hoy.
¿En qué lugares son más graves las tensiones?
Ellos han entrado a ciudades demócratas como California, Chicago o Nueva York. Yo vivo en Miami, y allí tenemos más de doscientos mil cubanos sin documentos, y entre cubanos y venezolanos —que muchos han perdido el TPS— hay más de un millón de latinos. Si llega el DHS, ICE o la Guardia Nacional con mucha fuerza, eso será un problema grandísimo.
La semana pasada hubo una protesta con más de siete millones de personas en las calles, en más de 2.600 municipios en todo el país. Ha crecido frente a las últimas manifestaciones.
Pero va a ser muy difícil. Ellos tienen toda la plata del mundo, más de 170 billones de dólares disponibles por los próximos cuatro años. Están empezando muy fuerte, pero todo dependerá de lo que pase en las elecciones de 2026.
¿Cómo se está organizando la comunidad latina frente a esta política de persecución?
Con mucha educación. Queremos que todos conozcan sus derechos civiles. Los jóvenes están en las calles protegiendo a sus comunidades, y eso varía en cada ciudad. Donde hay más venezolanos, verá una organización enfocada en ellos; en otra parte, en nicaragüenses o mexicanos. Cada comunidad, según sus raíces, se ajusta, se protege como puede.
También estamos trabajando con diferentes grupos en demandas legales contra el presidente a través de las cortes.
¿Qué margen de control existe frente al poder del presidente?
Hay una separación entre la policía civil y las agencias federales. DHS, ICE y la Guardia Nacional son federales, y los alcaldes o gobernadores no pueden detenerlos. Ese es el problema. Hay muchas peleas en las cortes porque el ejército o la Guardia Nacional entran a ciudades donde no fueron llamados.
El presidente juega con eso. Manda a ICE a capturar inmigrantes, luego dice que necesitan protección y llama a la Guardia Nacional, y después al ejército para proteger a la Guardia. Es algo que hacen a propósito, un juego de poder.
¿Qué mensaje deja a la comunidad latina ante este escenario?
Que esto también va a pasar. El 20 de enero de 2029 habrá un nuevo presidente. Ya sea republicano o demócrata, será alguien distinto.
Los latinos somos fuertes, somos resilientes. Estamos acostumbrados a las cosas difíciles. Ahora estamos en modo de proteger a nuestra comunidad y a nuestros niños, pero esto va a pasar. Mejores tiempos vendrán.
