La senadora Paloma Valencia y su partido, el Centro Democrático, lideran desde hace más de un año la arremetida jurídica y comunicacional para sacar a Leopoldo Múnera y buscar que Ismael Peña sea rector de la Universidad Nacional. Trabajadores, estudiantes y docentes enfrentan un pulso fuerte con las élites políticas aliadas de docentes que han dirigido la universidad en la última década. La sede Bogotá se declaró en asamblea permanente.
Por: Redacción Revista RAYA
Desde el pasado 4 de septiembre la Universidad Nacional vive una tensión creciente tras el fallo del Consejo de Estado que avaló la elección de Ismael Peña como rector de la institución en marzo de 2024. El tribunal, sin embargo, precisó que su decisión no implicaba su restitución en el cargo. Aprovechando esa ambigüedad, la senadora y precandidata presidencial del Centro Democrático, Paloma Valencia, exigió el regreso de Peña a la rectoría. La reacción fue inmediata: estudiantes, profesores y empleados de la sede Bogotá, que han respaldado al actual rector, Leopoldo Múnera, se declararon en asamblea permanente en rechazo a lo que consideran una intromisión de la derecha en la vida universitaria y una amenaza a la autonomía de la institución.
Carta de Paloma Valencia al CSU donde pide la restitución de Ismael Peña como rector de la Nacional.
La controversia por la rectoría se remonta al 21 de marzo de 2024, cuando el Consejo Superior Universitario (CSU) sesionó para designar al rector del periodo 2024-2027. En una consulta popular previa, no vinculante, Múnera había obtenido el 34,4 % de los votos, mientras que Ismael Peña apenas el 8,4 % y quedó en tercer lugar. A pesar de ello, el CSU aplicó por primera vez el método de votación conocido como “Borda”, con rondas eliminatorias. En la primera, Múnera obtuvo 28 puntos y Peña 27; en la segunda, Peña alcanzó 19 y Múnera 14, lo que definió la elección de Peña como rector. El cambio de reglas a última hora desató el rechazo de sectores de la comunidad universitaria que denunciaron una maniobra para excluir a Múnera y perpetuar a una vieja “rosca” en el poder.
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Tras esa decisión, el 2 de mayo de 2024 Peña se autoposesionó en una notaría de Bogotá, acompañado solo de testigos particulares ya que el nuevo CSU se negó a hacerlo por las irregularidades denunciadas. Poco después, el 6 de junio de 2024, tras denuncias periodísticas y un relevo en el CSU, el organismo corrigió el acta de nombramiento y eligió a Leopoldo Múnera como rector de la Nacional. Desde entonces, Paloma Valencia emprendió una campaña para revertir la designación, convirtiéndose en la voz más fuerte del uribismo en defensa de Peña.
Uno de sus principales escenarios fue el debate de control político a la ministra de Educación, Aurora Vergara, en junio de 2024, a quien reprochó no firmar el acta de posesión de Peña. “Vamos a preguntarle a la ministra varias cosas; primero, porque es que quieren sacar a un rector que fue elegido con el mismo procedimiento que se eligió a la rectora Dolly Montoya y quien ganó limpiamente”, dijo Valencia en redes sociales antes del debate. Aunque argumentó que se trataba del mismo mecanismo, lo cierto es que el “método Borda” se utilizó por primera vez en esa ocasión.
En el debate, Valencia insistió en que el Gobierno usurpaba el poder universitario al designar un ministro ad hoc para el proceso. A sus críticas se sumaron Humberto de la Calle, del Partido Verde, y Juan Carlos García, del Partido Conservador, quienes también señalaron afectaciones a la autonomía universitaria. De la Calle lo calificó como una “ofensa”, mientras que García advirtió que el desconocimiento de Peña era un primer paso para que “el gobierno tome posesión de las universidades públicas”. Algo que no ha ocurrido hasta hoy.
En paralelo, Valencia apuntó contra los estudiantes que votaron en la consulta interna a favor de Múnera, a quienes tildó de “activistas petristas”. “¿Ustedes saben qué porcentaje de estudiantes votaron para la elección del rector? 15%. Entonces, 15% que son los activistas petristas, van a imponer al rector de la Universidad Nacional desconociendo los propios estatutos”, aseguró, descalificando así la autonomía universitaria y la voz de los estudiantes.
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El debate de control político no fue la única estrategia. El 15 de julio de 2024, Valencia también presentó una demanda ante el Consejo de Estado para desconocer la elección de Múnera. En su escrito sostuvo que el CSU no podía designar a un nuevo rector cuando Peña ya había tomado posesión: “No se podía nombrar a Leopoldo Múnera, ya que José Ismael Peña ya había tomado posesión del cargo”. Para ella, el vicio de origen estaba en la negativa de Aurora Vergara a firmar el acta de nombramiento. Según Valencia, la ministra debió acudir al mismo Consejo de Estado y no reabrir un proceso concluido.
Demanda de Paloma Valencia ante el Consejo de Estado para deslegitimar la elección de Leopoldo Múnera como rector de la Nacional.
Valencia también utilizó sus redes sociales para reforzar su posición. El 5 de agosto celebró que la Procuraduría respaldara su demanda: “Gracias a mi demanda la Procuraduría pidió tumbar la elección de Leopoldo Múnera: su nombramiento estuvo viciado y desconoció la elección legítima de José Ismael Peña. Múnera fue impuesto por el Gobierno con leguleyadas, ignorando que el Consejo (CSU) ya había escogido rector. No fue una elección, fue una maniobra política”.
La demanda de Valencia no es la única. El profesor Diego Alejandro Torres, actual representante profesoral en el CSU, interpuso una acción en el mismo sentido, asegurando que Múnera llegó a la rectoría “con ayuda del gobierno nacional, usando argucias jurídicas y vacíos legales”. De igual forma, el exmagistrado Augusto Hernández Becerra pidió la nulidad del acta del 6 de junio de 2024, argumentando que la elección estuvo rodeada de “verdaderas irregularidades” y recordando que el CSU ya había designado a Peña en marzo.
El respaldo a Peña también ha venido de dirigentes del Centro Democrático como María Fernanda Cabal. En julio de 2024, Cabal destacó en redes que el Juzgado 37 Administrativo de Bogotá falló a favor de Peña y aseguró que “dejó en evidencia la injerencia del gobierno Petro sobre la autonomía universitaria”.
Hoy, a la espera de un fallo definitivo sobre la demanda de Valencia, la Universidad Nacional enfrenta un escenario de incertidumbre. Al mismo tiempo, la senadora y precandidata del Centro Democrático celebró el pronunciamiento del 4 de septiembre y pidió al CSU restituir a Peña de inmediato. En un video difundido ese mismo día, afirmó: “El Consejo de Estado acaba de fallar que la elección del profesor Peña fue absolutamente legítima. (…) Seguimos en la lucha”.
La tensión entre el Centro Democrático y los estudiantes de la Nacional
La Revista RAYA estuvo en la Universidad Nacional el día en que la Asamblea Multiestamental de la sede Bogotá —compuesta por estudiantes, profesores y empleados— declaró la asamblea permanente en defensa de la autonomía y en rechazo al entrometimiento del Centro Democrático en las decisiones universitarias. “Hoy 10 de septiembre del 2025 el León de Greiff ruge nuevamente elevando la bandera por una autonomía y democracia donde sea la comunidad universitaria quienes decidan el rumbo de la universidad y no un sector minoritario de ultraderecha y sus fichas academicistas que perpetúan dinámicas fascistas y retardatarias bajo un modelo neoliberal de país”, dice la declaración política.
En ese documento, los tres estamentos universitarios advirtieron que un eventual fallo favorable a la solicitud de Paloma Valencia sería una clara intromisión en la autonomía universitaria. Una de las voceras estudiantiles, Silvia Jiménez, señaló que detrás de las intenciones de la derecha hay una disputa por mantener privilegios dentro de la institución: “Lo que hace la demanda de la senadora uribista Paloma Valencia es desnudar qué sector político está respaldando a ese pequeño grupo de academicistas y de una élite académica que quieren a toda costa recuperar su espacio para poder mantener sus negocios y esa dinámica que venían teniendo de viaticar grandes cantidades de dinero”.
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Jiménez añadió que la oposición a Múnera se ha basado en presentarlo como ficha del Gobierno Petro, cuando en realidad lo que está en juego es el rumbo de la universidad: “Vemos que el Consejo de Estado últimamente está tomando decisiones muy políticas contra el Gobierno Nacional. Ellos piensan que el actual rector es petrista o que es el rector de Petro, pero en realidad se esconden los padrinos de los grupos de ultraderecha que están molestos porque la comunidad ha tomado otro rumbo y se encuentra en un proceso de reforma estatutaria de fondo”.
A la espera del fallo sobre la demanda de nulidad de la elección de Leopoldo Múnera, interpuesta por la senadora Paloma Valencia, la Universidad Nacional enfrenta un panorama incierto. Si el tribunal llegara a declarar ilegal su nombramiento, el Consejo Superior Universitario (CSU) tendría que abrir un nuevo proceso para elegir rector.
Francisco Toloza, representante de los profesores, recalcó que no existe vía jurídica para el regreso de Ismael Peña a la rectoría, ya que la competencia del Consejo de Estado se limita a la nulidad electoral y no a designar quién ocupa el cargo. “En cualquier caso será el CSU el que defina la nueva convocatoria para la designación del rector y será esta comunidad la que defina quién será el rector. Esta es una comunidad autónoma que no puede perder su ejercicio democrático por una decisión que tome una corporación judicial como es el Consejo de Estado. Entonces esa es la pelea, ese es el pulso”, afirmó.
Mientras tanto, Leopoldo Múnera se pronunció sobre el futuro inmediato de la institución. A través de los canales oficiales de la universidad recordó que el fallo sobre Peña no ordenó “restablecimiento del derecho” y que, por lo tanto, no volverá a la rectoría. En su mensaje invitó a la comunidad a continuar con las actividades y subrayó su compromiso de respetar todas las sentencias: “Los y las invitamos a realizar un debate tranquilo sobre lo que ha significado este proceso de nombramiento y de designación del rector de la Universidad Nacional y qué lo debemos cambiar para tener una universidad más democrática, más pública y más abierta”.
En marzo de 2025 el CSU aprobó el Proceso Constituyente Universitario, una reforma estatutaria de fondo que discute cinco ejes: la composición, funciones y características de los cuerpos colegiados; la designación y elección de autoridades académicas; las formas y mecanismos de participación democrática; el fortalecimiento de la cultura política democrática; y el reconocimiento de las organizaciones de la comunidad universitaria.
En marzo de 2025 el CSU de la Universidad Nacional aprobó el proceso constituyente en la institución. Un proceso impulsado por el rector Leopoldo Múnera.
En ese contexto, Dayal Castro, otro vocero estudiantil, advirtió sobre el riesgo que enfrentaría el Proceso Constituyente si el Consejo de Estado falla a favor de la demanda de Valencia y decide sacar a Múnera de la rectoría: “A pesar de que hay resoluciones que respaldan y legalizan el inicio de este proceso constituyente, es claro que en el caso de que haya un cambio de administración, que no vaya de la mano con este proceso, pues se abren las posibilidades para que su desarrollo sea muy diferente. Se presenta el peligro de que grandes cambios institucionales que se plantean queden truncados por este proceso que vendría desde afuera”.
Peña y sus movidas para ser rector
Como se mencionó al inicio de este artículo, la controversia por la rectoría de la Universidad Nacional comenzó en la sesión del CSU del 21 de marzo de 2024. Días antes, en la consulta no vinculante, Leopoldo Múnera había obtenido el 34,4 % de los votos, mientras que Ismael Peña alcanzó apenas el 8,4 % y ocupó el tercer lugar.
El proceso estuvo atravesado por irregularidades reveladas por la Revista RAYA. El 24 de marzo de 2024 se documentó una reunión en la casa del exrector Ignacio Mantilla, a la que no fueron invitados los delegados del Gobierno Nacional ante el CSU. Allí se pactó que Peña sería elegido mediante el método Borda. En esa reunión, el representante de los profesores, Diego Torres, y la representante estudiantil, Sara Jiménez, cambiaron su voto en favor de Peña, pese a que Múnera había ganado la consulta interna.
En ese contexto, RAYA reveló una conversación de Sara Jiménez con una representante estudiantil de otra sede. La charla, del 14 de abril de 2024, muestra cómo Sara pedía una lista de necesidades de su sede con la promesa de que Peña las atendería con recursos de la universidad. La respuesta fue negativa: “entre los mínimos que tenemos como sede es que Ismael no sea rector, por ende sería contraproducente hacer eso porque de cierta manera estaríamos apoyando esa rectoría”. La respuesta de Jiménez fue contundente: “Más reversa tiene un vómito”, replicó, dando a entender que la posesión de Peña era un hecho irreversible.
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José Ismael Peña Reyes es ingeniero de sistemas de la Universidad Nacional y profesor de planta de la Facultad de Ingeniería desde 1992. Antes de su elección como rector, la exrectora Dolly Montoya lo designó como vicerrector de sede en Bogotá y como rector encargado en cuatro oportunidades, lo que refleja su cercanía con ella. En uno de esos encargos, entre el 1° y el 14 de marzo de 2023, modificó el Manual de Funciones de la universidad para flexibilizar los requisitos de cargos directivos, permitiendo que fueran ocupados por profesores de planta sin experiencia o titulación específica.
A pesar de la insistencia de la senadora Paloma Valencia para que Peña regrese a la rectoría, el Consejo de Estado fue claro: su fallo declaró la legalidad de la elección de Peña, pero no implica “restitución del derecho”. Por lo pronto, los estudiantes se movilizan y todo indica que el pulso se prolongará.