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RAYUELA

Una historia alrededor del campesinado andino-amazónico y sus formas de cuidado, protección y restauración de los ecosistemas. Dichos relatos se construyen a partir del acompañamiento a organizaciones campesinas y particularmente en el marco de la feria agroambiental realizada los días 22 y 23 de julio en la Zona de Reserva Campesina de la Perla Amazónica - ZRCPA

Por:  César Augusto Muñoz M.
ForumCiv
Foto portada: Área de comunicaciones ForumCiv

Cada año en el mes de julio las lluvias en la cabecera del río Putumayo causan una importante creciente. El caudal del afluente vuelve a los lugares por los que alguna vez pasó;  poco de temor los locales llaman a este hecho “las conejeras”. La creciente de este año fue menor de lo que se esperaba. Angie, integrante del grupo técnico de ADISPA y una de las fundadoras del comité de jóvenes de la Zona de reserva campesina de la Perla Amazónica (ZRCPA), confirma que estos cambios en el río pueden ser una manifestación de las afectaciones climáticas que está sufriendo la Amazonía. Siente temor porque en años recientes se ha visto que una conejera pequeña es el antecedente de otra muy grande que genera desbordamientos, inundaciones y fuertes afectaciones a las personas, animales y cultivos que están en la ribera del río.

Mientras avanza el bote hacía la vereda la Pedregosa, otra compañera me pasa el teléfono para que revise unas fotos en Whatsapp. Al ver mi cara de estupor reafirma “sí, eran todos jovencitos”. Las fotos que estoy viendo son el resultado de los fuertes combates que se han presentado en el municipio de Puerto Guzmán entre grupos armados que hacen presencia en la región, en la frontera con el Caquetá. La información oficial confirma entre 8 y 10 muertos, pero las comunidades vecinas hablan de muchas más personas. 

Mientras veo el rostro inerte de esos muchachos de las fotos, vuelvo la mirada a Angie y a Norlex o “Plateadito” como le dicen en la organización. Él tiene la responsabilidad de cuidar el vivero Tierra Nueva, lugar donde se reproducen miles de plántulas y semillas de árboles nativos que son entregados a familias campesinas para restaurar el bosque. 

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Vivero. Área de comunicaciones ForumCiv.

A diferencia de los jóvenes de las imágenes, Angie y “Plateadito” están llenos de vida y de conocimientos. Ellos nos enseñan sobre la restauración del bosque a través de la siembra de especies nativas por parte de las familias campesinas comprometidas con la conectividad biológica. Ante la falta de universidades en su departamento, estos muchachos salieron a estudiar en otras ciudades y regresaron a ponerse las botas para seguir trabajando en su tierra y con su gente. Así, el saber científico de estos jóvenes profesionales se junta con los conocimientos ancestrales que tienen los y las sabedoras del territorio que por décadas han aprendido a conocer el bosque húmedo tropical. 

Esta cosecha de jóvenes y viejos sabios es el resultado de décadas de trabajo de la organización campesina. El ciclo es más complejo de lo que parece; los niños y niñas de la zona empiezan a escuchar y a aprender del bosque y sus especies por sus profesores y sabedores. En este caso, las abejas meliponas han sido aliadas para la enseñanza, sus colmenas rodean las escuelas cubiertas de árboles y flores y son literalmente dulces tableros para aprender jugando. Luego, ese conocimiento se transforma en muestras culturales a través de las cuales la niñez y la juventud representan la identidad campesina.

Mientras tanto, los y las adolescentes se apegan a la organización campesina para que esta logre gestionar cupos en universidades o centros de estudios (la mayoría fuera del departamento) que les permita seguir aprendiendo y certificar los conocimientos que ya tienen. Al terminar su etapa de estudios formales, vuelven a la zona como profesionales y se integran al equipo técnico. Jani Silva, la presidenta de ADISPA, deja claro que el primer paso para ser parte del equipo técnico es reconocer, respetar y valorar el conocimiento de los y las campesinas, dejando a un lado la soberbia académica y entre iguales articulando el conocimiento ancestral con el conocimiento científico.   

Rubén, otro de los fundadores de JURADIPA e integrante actualmente del equipo técnico de la organización, lo resume de la siguiente forma: “nacimos en esta vereda, estudiamos en la escuela, estuvimos desde los 13 años en la organización campesina, fuimos a estudiar a la universidad, ahí hicimos la formación técnica, pero la formación política ya la teníamos desde la organización”. 

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Avistamiento. Área de comunicaciones ADISPA

Las mujeres se juntan en espacios seguros para garantizar desde la labor campesina su autonomía económica; tener la huerta orgánica, cuidar las gallinas y comercializar los huevos, son algunas de las formas de ahorro y crédito que aprenden y enseñan en las formaciones que lidera MEMPA. 

Por otro lado, las promotorías campesinas, conformadas por niños, jóvenes y adultos (hombres y mujeres), son una figura creada para que estas personas vayan tecnificando y recibiendo asesoría permanente en sus prácticas de cultivo, transformación y cuidado de los ecosistemas. Los resultados son evidentes en la mejora en el nivel de vida de la familia campesina como parte del seguimiento a los proyectos productivos y sociales que implementa. Finalmente, los y las sabedoras son estas personas que tienen la experiencia y el conocimiento ancestral del bosque, ellos y ellas acompañan y asesoran al equipo técnico, a las mujeres de MEMPA, a las promotorías y son parte integral de la estructura organizativa de ADISPA. 

Caminando y charlando con personas de las otras organizaciones que participan en la feria agroambiental que nos convoca, me doy cuenta de que este complejo modelo de vida, educación y cultura campesina se replica de forma similar en cada organización, según las características ecosistémicas de su contexto. 

En mi caso, conozco más de cerca los ciclos de formación que realizan las organizaciones en el páramo y el bosque alto andino alrededor de la gestión del agua. Aprendí de las ideas y los sueños de Luz Perly, lideresa araucana que desafortunadamente ya no nos acompaña. Ella soñó con crear en la Orinoquía la primera Universidad Campesina con tableros vivos. En la región andina, las comunidades se encuentran en las casas de la cultura campesina y popular. En la parte alta del río Magdalena o el “alto yuma” el Sindicato de Bacterias, un colectivo de jóvenes profesionales del sur del Huila enseñan y aprenden de familias campesinas sobre el uso y manejo de microorganismos para restaurar el suelo. En la región andino-amazónica, familias campesinas adoptan animales endémicos como el mico bonito del Caquetá y los firmantes de paz usan el viverismo y el trabajo en red como herramienta de protección y aprendizaje mutuo. Todas estas acciones tienen como eje central la reproducción, conservación y respeto por los ciclos de la vida de todas las especies. 

De manera análoga a las crecientes que marcan las aguas del río Putumayo y sus afluentes y que alimentan cíclicamente las conejeras, los procesos sociales del campesinado se renuevan con liderazgos jóvenes que parecen reconocer y reencontrarse con los antiguos cauces de la lucha y la defensa del territorio. Respaldar y proteger de forma decidida y ágil estos procesos en medio de la crisis humanitaria (no es un secreto que la guerra y sus efectos siguen siendo una dinámica cotidiana en los departamentos de Arauca, Huila Caquetá Putumayo entre otros), es una esperanza para que esta generación de hombres y mujeres jóvenes tengan “una segunda oportunidad sobre la tierra”. 

Esta es la primera de dos historias alrededor del campesinado andino-amazónico y sus formas de cuidado, protección y restauración de los ecosistemas. Dichos relatos se construyen a partir del acompañamiento a organizaciones campesinas y particularmente en el marco de la feria agroambiental realizada los días 22 y 23 de julio en la Zona de Reserva Campesina de la Perla Amazónica ZRCPA, liderada por la Asociación de Desarrollo Integral Sostenible de La Perla Amazónica -ADISPA-. Esta es una de las actividades del proyecto Aremos Paz, financiado por el Fondo Europeo para la Paz de la UE y la Embajada de Suecia. 

En la siguiente historia se abordará la exigencia que hace el campesinado andino-amazónico a la cumbre amazónica.  

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