Por: Edna Yiced Martínez
Hace más de 15 años que salí de Colombia. Las motivaciones fueron varias, pero la principal fue hacer un doctorado sin tener que endeudarme en cientos de millones de pesos el resto de mi vida. Con mi pareja de entonces decidimos vivir en Alemania porque en este país la educación es pública, y cubre desde el jardín escolar hasta los posgrados. Además, hay una importante oferta de becas y subsidios para estudiantes.
En Alemania tuve una beca para hacer el doctorado y luego financiamiento para hacer el posdoctorado. Después de terminar mis estudios, tuve la convicción de retornar a Colombia y aportar como profesional altamente cualificada. Pensé que mi titulación académica de prestigiosas universidades como la Universidad Libre de Berlín, los varios reconocimientos en ámbito académico, el manejo de idiomas extranjeros y mi experiencia cosmopolita podrían aportar a la construcción de un país mejor, pero no fue así.
Paralelo a la decepción de presentar hojas de vida y participar en convocatorias a las que nunca fui llamada, tuve que enfrentar el peregrinaje y la ineficiencia institucional de la oficina de Convalidaciones del Ministerio de Educación Nacional. Les cuento un poco los detalles.
Cuando se hacen estudios de educación superior en el exterior hay que llenar unos requisitos para que los títulos sean reconocidos en Colombia, como por ejemplo el tipo de programa que se estudia, el carácter de la educación que otorga la titulación, el pago por el proceso de convalidación, entre otros.
El proceso es completamente digital y automatizado, y lo que puede parecer una ventaja, se puede volver una pesadilla porque no hay una persona, no hay oficinas, las citas son virtuales y casi nunca hay agenda, o el sistema está caído. El canal más accesible es una máquina, un “Chatboot” que genera “respuestas” automáticas estandarizadas.
Yo inicié el proceso de convalidación en el 2020, entregué todos los documentos que solicita la plataforma, excepto el certificado de notas de los cursos visitados durante el doctorado. Intenté comunicarme con la Oficina de Convalidaciones y explicarles que en Alemania hay diferentes modelos y que, en mi caso, yo no tuve materias. Por lo tanto, no tenía un certificado de notas. Esa comunicación fue vía correo. Después de varios meses sin respuesta, me llega la notificación de que mi solicitud de convalidación había sido negada, por no presentar todos los documentos. Presenté un recurso el cual fue aceptado y me informan que al no tener el certificado de notas puedo presentar una carta apostillada y traducida de la universidad que indique las actividades investigativas.
La Universidad Libre de Berlín me hizo la carta, pero me advirtió que esa carta es una “excepcionalidad”, que al no ser un documento que haga parte de la estructura de la universidad no puede ser apostillado. Yo comunico esa situación a la oficina de Convalidaciones del Ministerio en Colombia, en el 2022 me responden que sin ese documento el proceso no podía avanzar, y me vuelven a negar la solicitud. Ante esa situación yo interpongo nuevamente un recurso para evitar que el proceso sea archivado, recurso que aún, en el año 2025 no ha sido respondido.
En el camino me encontré con muchas personas que teníamos problemas similares, y con el apoyo de la Embajada de Colombia en Alemania gestionamos hacer este año una reunión virtual con la dirección de Convalidaciones. En la reunión el Ministerio habló de los marcos jurídicos que sustentan el proceso y las estadísticas de éxito, señalando que en los últimos 10 años han sido realizadas 400 convalidaciones exitosas de profesionales que estudiaron en Alemania.
Colombia representa la diáspora académica más grande de América Latina en Alemania. Las estadísticas indican que al 2025 hay aproximadamente casi cinco mil personas de origen colombiano estudiando en Instituciones de Educación Superior en este país. Claramente no todas las personas que inician terminan la carrera, o quieren convalidar sus títulos, pero cuatrocientas convalidaciones en 10 años es menos del 10%. Yo creo que esa es una cifra que debería preocupar a la dirección de calidad del Ministerio.
La reunión fue una posibilidad para que el Ministerio nos escuchara. Expusimos varios problemas y planteamos una ruta de trabajo con propuestas concretas. Sin embargo, no ha ocurrido nada, el Ministerio no nos responde los correos y nuestra ilusión de volver a nuestro país sigue diluyéndose en medio de la ineficiencia institucional, y de falta de oportunidades de trabajo digno, acorde a nuestras capacidades y a los esfuerzos que hacemos para cualificarnos.