Por: Migdalia Arcila
Desde octubre de 2023, Israel ha asesinado a más 17.400 niños en Gaza y al menos 181 en Cisjordania. Según un reporte publicado por Al Jazeera, el 25 de marzo de este año, 1.720 de los niños asesinados hasta el momento eran bebés menores de un año. Las fuerzas de ocupación le dispararon 355 veces al carro donde Hind Rajab, de seis años, intentaba escapar de los soldados israelíes el 29 de enero de 2024, junto con seis miembros de su familia. Hace apenas unos días, el 14 de julio, 6 niños fueron asesinados por las fuerzas de ocupación israelí mientras recolectaban agua. La sevicia que Israel ha desatado sobre la población infantil de Gaza no es solo uno de los rasgos más distintivos de este genocidio, sino del gobierno israelí en sí mismo. Basta solo con recordar que en 2016, el parlamento israelí aprobó una ley que permite el encarcelamiento de niños palestinos entre los 12 y los 14 años. Para enero de este año al menos 300 menores se encontraban presos en cárceles israelíes.
Algunos de estos soldados que han prestado servicio en las fuerzas de ocupación israelí, es decir en el genocidio en Gaza y en la persecución y tortura de cientos de niños en Cisjordania, fueron recibidos con los brazos abiertos en varios colegios públicos de Bogotá en abril de este año. Un grupo de 30 exsoldados israelíes conformó la delegación del voluntariado “héroes por la vida” que visitó nuestro país por segunda vez. El objetivo de este programa es darles la oportunidad a estos jóvenes genocidas de visitar países en desarrollo y alivianar sus conciencias pintando murales y cantando con niños tan inocentes como los que acaban de masacrar –tal vez estoy parafraseando un poco la misión y visión del programa–.
Durante la primera visita de este voluntariado en 2022, el embajador de Israel en Colombia dijo: “Estos jóvenes israelíes para nosotros son nuestros héroes. Han terminado su servicio militar obligatorio y parte del paso que hacen es que toman de 2 a 3 semanas para presentar voluntariados en comunidades muy lejanas de ellos. Para nosotros representan lo lindo que es ser israelí.” Qué lindo debe ser portar el uniforme y las armas del ejército de ocupación más sádico del mundo. Qué lindo debe ser quitarse ese uniforme y pretender que se es un jóven viajero que quiere mejorar las condiciones de vida de un grupo de niños al otro lado del mundo, pintando un mural a la vez, después de haber participado en la aniquilación progresiva de toda una población.
Este tipo de cortinas de humo o estrategias de normalización son una de las tantas formas en las cuales Israel busca ocultar la verdad y la gravedad de su proyecto colonial y del genocidio en el que se sustenta su sola existencia. Este tipo de “voluntariados” no pueden escapar a las sanciones y a los esfuerzos que el gobierno colombiano, en cabeza del grupo de la Haya, viene adelantando desde hace meses para detener el genocidio en Gaza y comprometerse con la liberación de Palestina.
Detener la exportación de carbón, imponer un embargo militar y las demás acciones concretas a las que se comprometió nuestro gobierno en los últimos días son fundamentales y de vital importancia para detener el genocidio en Gaza. Sin embargo, detener este genocidio no es el final, Gaza es la demostración más contundentende hasta el momento del supremacismo sionista sobre el cual se fundó Israel, una entidad colonial que sirve a las grandes potencias del mundo a expensas de la población nativa de Palestina y sus alrededores. Entonces, exponer y sancionar a los presuntos “héroes por la vida,” así como otros proyectos similares, es una forma de poner presión sobre los discursos y las narrativas que legitiman el sistema colonial sionista en primer lugar.